lunes, 2 de abril de 2007

Otro adios

Ayer estuve cenando en su casa. Lo que hubiese dado por besarle... Al final me contuve todo el tiempo. Es como si algo dentro de mi me pidiese que me estuviera quietecita, que será mejor para mi y mucho mas fácil si no probaba de nuevo el sabor de sus labios.
Lo peor de todo, saber que el también se está controlando, que los dos medimos las palabras y los gestos, para no dar a entender al otro lo que realmente está deseando. Engañándonos. Intentando todo el tiempo ni rozarle, ni que me roce, por que podrían salir chispas y a la vez muriendo por dentro por la más leve de sus caricias.

Cuando por fin me fui de allí, ojalá el tiempo se hubiese detenido, ojalá el no hubiera tenido que levantarse a las 5 para irse a otra ciudad a trabajar, cuando pude irme...
Le dije que realmente no sabía como lo había conseguido, no tanto por que no me echara de su casa si intentaba algo como me dijo el viernes, yo en el fondo sabía que no lo haría, no tanto por que pensará que pudiese rechazarme y eso me mataría, creo que la parte racional de mi cabeza, me inmovilizaba el cuerpo, me decía una y otra vez que no dijese todo lo que quería decir, que no tocara esa piel que me engancha, que no me moviese. Que no sería justo para mi, que lo que en algún tiempo fue solo mío, ahora tuviese que compartirlo. Que haría abrir una herida más grande aun si cabía y mucho más dolorosa.

Otra despedida más. Todas parecidas. Siempre pensando que será la definitiva, machacando mi cabeza pensando que va a ser la última. Llorando si tenía que llorar cada vez, por lo que pensaba que se terminaba.
En esos momentos nunca me quiero ir de su lado, por si no vuelve, por si yo no vuelvo, por si es verdad que es la última. Y me voy, por que me tengo que ir, y el mismo instante que tengo conciencia de cual es la situación cojo el móvil y marco su número. Ya empiezo a caer en picado, ahora si puedo llorar y decirle todo lo que no podía mientras estaba a su lado. Que me hubiera gustado que me besase, al menos un beso, porque la idea de pensar que no le voy a volver a besar me destroza. Él me tranquiliza y no cuelga hasta que me meto en la cama, yo intento relajarme y dejar de llorar, que casi no puedo respirar. Cuando ya me ve mas tranquila y calmada se despide. Es como siempre, yo noto que el esta seguro y que no hay marcha atrás. Entonces me resigno, saco un poquito de orgullo, pienso que voy a dejar de humillarme a mi misma, y por fin dejo que cuelgue, y soy capaz de no marcar mas el numero, al menos esa noche...

¿Porqué sigo insistiendo, si ya sé que cada nueva conversación, acabará en despedida y cada nueva despedida en lágrimas y sufrimiento? ¿Porqué me empeño en prolongar mi agonía en lugar de levantar la cabeza y seguir hacía adelante? Un día tiré hacia delante y al menos tuve unos meses de libertad.Ayer fue otra nueva despedida, no diré que la definitiva, seguro que a la historia le quedan muchas más vueltas. A demás para mi esto es como cuando digo que quiero dejar el tabaco. Me digo a mi misma que pronto podré fumarme un cigarro. Dejar un hueco a la esperanza, y así hacerlo un poco más llevadero.